En el muro de Berlin 2019.

En la ciudad que vivo hay un muro, o mas bien un pedazo del muro para recordar los días de la opresión, de la división de las familias, los corazones y la ausencia de libertad. Inclusive hay un museo donde se nos enseña como cientos de personas trataron de escapar o saltar ese muro. El año pasado en ausencia de la pandemia la puerta de Brandemburgo en el centro de Berlín estaba llenísimo de personas bailando y escuchando la celebración musical de la caída de ese muro que fue abierto el 9 de noviembre de 1989. Celebramos los 30 años en medio de un frío berlinés, que no nos intimidó a unirnos a la celebración de la libertad y la fuerza del amor en las familias alemanas, que no fue derribado por la construcción de un muro que los separaba. Fue un día lleno de emoción que nunca olvidaré.

Desafortunadamente en Berlín no está el único muro que he visto en mi vida. El último muro que vi, es el que está entre Israel y Palestina, apenas lo vi el año pasado. Era un día bañado de sol veraniego de esos que calientan, donde el cuerpo busca las sombras y agradece cualquier viento en el aire. Ese día una amiga coreana y yo decidimos visitar Belén, un pueblo en Palestina. Estábamos hospedadas en Jerusalén y para pasar a territorio extranjero tuvimos que pedir la ayuda de un guía turístico amigable, atento y muy agradable. Ver el muro de división causó en mi una gran impresión y una tristeza honda de pensar que en el mundo hay tanto terror, violencia y estupidez humana. Cerca de allí vi la fotografía de una anciana que llevaba con ella una llave antigua. Era la llave de su casa y la foto decía “Algún día regresaré”. Ver los ojos de esperanza en esa fotografía de una abuela refugiada de guerra que bien habría podido ser la mía, me movió el corazón profundamente.   

Tal vez los muros tienen una importancia para mi particular, porque en mi país se esta construyendo un muro. Un muro que divide mi pasado y mi presente. Es un país que adopté hace muchos años como propio, donde encontré gente maravillosa y al hombre que amo, hoy padre de mis hijos y esposo. USA es la hermosa tierra que me adoptó como ciudadana y en los otoños que empiezan a tornar el cielo oscuro en Berlín hay veces la extraño demasiado. Ese muro tiene un significado especial para mí porque nací en México y mi familia es mexicana. Además, escucho de las muertes que suceden ahí. Como la muerte de una niña guatemalteca de 19 años que sucedió en mayo de este año. La adolescente estaba embarazada con un bebé de ocho meses cuando cayó del muro. Ella y su bebé fueron declarados muertos en el hospital. 

Los lideres políticos pueden tomar sus decisiones y dividir fronteras, construir muros, dividir familias, esparcir el recelo, el racismo, el odio, pero nunca podrán cambiar mi corazón, ni el tuyo. Tal vez tú y yo nunca entenderemos porque lo hacen y tal vez nunca podremos cambiar estas cosas, pero si podemos cambiar como vivimos nuestra vida hoy. 

Berlín a la verdad me ha enseñado una gran lección y ha sido como construir puentes. Puentes con las personas que no creen como yo, con las personas que no hablan mi idioma materno, con las personas que crecieron en culturas diferentes, con las personas que he aprendido a amar y hace casi 31 años derribaron un muro. 

Quisiera recordar y vivir esta lección por el resto de mi vida; quisiera construir mas puentes mientras pueda. Puentes a través de la amistad, del amor y del respeto con personas que no son como yo. Algunas veces inclusive sueño en; ¿que sería si todas las madres del mundo enseñáramos a nuestros hijos esto? A aceptar, a amar, a abrazar a esos niños diferentes, por su cultura, su color, su idioma, su discapacidad, o su religión. ¿Qué sería si los enseñáramos a jugar juntos, a compartir comida, un patio, un cumpleaños, una navidad? ¿Que sería si todas las mujeres del mundo creyeran en construir lazos con esas personas diferentes a nosotros mismas? Me gusta creer que tendríamos mejores familias, mejores pueblos, mejores naciones, habría más amor, más compresión, menos guerra y más paz. 

Tengo la seguridad que este mundo tendría más puentes y no más muros.

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