Hay experiencias en la vida que cambian la forma en que vemos al mundo en un instante. Algunas veces son ellas las que nos hacen valorar la vida y agradecer por el solo hecho de poder respirar otra vez. Para mi esto sucedió hace cinco meses, pero fue tan impactante que no había podido escribir de esta experiencia hasta hoy.

Todo empezó con el incendio de los arboles a principios del año, la sierra madre sufrió perdidas incalculables que llevarán cientos de años en reparar. Sin embargo, después de que lo incendios pasaron, los días de calor llegaron y la emoción por explorar el rio de la montaña nos levantó muy temprano un domingo para hacer un recorrido de casi nueve horas a un lugar maravilloso llamado Matacanas, que esta en el norte de México. Después de atravesar el rio y regresar a casa, poco sospechamos que ese día podría haber sido nuestro último.

La oscuridad había cubierto el camino y al atravesar la carretera, no vimos que un arroyo se había salido de su cause. Cuando cruzamos el puente entre tinieblas era demasiado tarde, la corriente se posesiono de la camioneta y la movió como quiso. Un pequeño árbol la sostuvo por breves minutos que fueron extremadamente necesarios. La corriente era tan fuerte que no podíamos abrir la puerta del carro y del otro lado la camioneta se empezaba a voltear. Éramos cinco y rápidamente mi esposo abrió el quemacocos y salimos por allí impulsados por la adrenalina, con las sogas y chalecos que habíamos llevado a Matacanes. Cuando el ultimo salió, el carro se volteó. La corriente llevo a la última persona que salió del auto y él se sostuvo fuertemente de un árbol para que no lo arrastrar.  Si no hubiese sido por la soga que se le lanzó en su ayuda el potente rio se lo abría llevado en el agua llena de lodo. Al final el carro se volteó totalmente boca arriba mientras el agua lo inundo completamente. Cuando lo vi al día siguiente comprendí que podría haber sido la tumba de nosotros cinco.

Nuestro carro bajo el río

Las personas del lugar reportaron que debido a los incendios cuando había lluvia en la montaña ya no había arboles para absorberla y la torrente bajaba a toda velocidad para arrasar con lo que se atravesara en su camino y en esa ocasión fue nuestro carro. Los recuerdos duraron por días y los miedos disminuyeron poco a poco. Mi aprecio por la vida cambió, la necesidad de querer estar mas cerca de mis hijos quien afortunadamente no estaban con nosotros ese día creció.

Hoy veo las cosas con nuevos ojos, con el deseo de disfrutar cada momento, cada detalle externo (como las mariposas que veo alrededor de mi casa) cada minuto. La vida es un regalo y no sabemos cuando será nuestro último día para disfrutar este regalo, o nuestra nueva oportunidad para valorar lo que es nuestro. Hoy es ese día para hacer un alto y pensar por que estamos agradecidos.

Rot T Bennet dijo en cierta ocasión “Se agradecido pro lo que ya tienes, mientras persigues tus objetivos. Si no estas agradecido por lo que ya tienes ¿qué te hace pensar que serías feliz con mas? Cuan sabias palabras y hoy puedo decir que lo que rescate de esta experiencia fue que hay muchas cosas por las cuales agradecer cada día mientras estemos vivos y como dijo Carlos Casanti “La gratitud activa la ley de la atracción, entre mas agradecidos seamos, mas motivos para agradecer tendremos.”

¿Cuales son las diez cosas por las que agradeces hoy?

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