Elvis Presley inmortalizó a través de una de sus canciones la frase; el hogar es donde está el corazón.
En cierto modo, nuestro corazón representa el hogar del amor. En otras palabras, el hogar es donde se encuentra el amor y todos sus atributos, como seguridad, aceptación, confianza, etc. Todos lo necesitamos, y algunas veces lo añoramos. A veces me he preguntado, pero ¿qué pasa entonces con las personas que tienen la bendición de vivir en diferentes partes del mundo, o que tienen su familia en otros continentes? La verdad es que el mundo en que vivimos hoy, no es el mundo de nuestros padres y abuelos, donde los niños y la familia se quedaban en la misma ciudad o pueblo durante muchas generaciones. Hoy, las personas se mueven más, migran, viven en diferentes ciudades o pueblos debido al trabajo, el estudio o el progreso.
En este momento vivo en un pequeño pueblo en Alemania al que llamo hogar. Este pueblo pequeño y lindo en las afueras de Berlín. Bir (como yo lo llamo) es un pueblo que perteneció al este de Alemania y esta lleno de bosques, lagos y caminos para bicicletas que hacen que este lugar sea mágico. Tengo un hogar aquí con mi esposo y mis hijos, donde enciendo el fuego en invierno o invito a mis amigos a nuestras fiestas del jardín en el verano y donde hoy celebraremos el comienzo del nuevo año con amigos y familiares. Pero con la misma seguridad puedo llamar hogar, otros lugares o estados y un pequeño pueblo cerca de las montañas mexicanas donde nací y donde viven mis padres y hermanos.
La verdad es que a medida que creces y conoces a tus amigos de por vida, tu pareja, los niños nacen, te mueves y te mueves y te mueves nuevamente, se siente como si estuvieras dejando partes de tu corazón, en muchos lugares y con muchas personas, y puedes llamar a cada uno de ellos hogar, hogar, hogar.
El año pasado casi ha terminado, en pocas horas tendré una casa llena para despedirme y dar la bienvenida al 2020 y celebrar una nueva década que comienza esta noche. Muchos de nosotros hemos tenido grandes pérdidas en la última década, padres, hijos, tíos, tías, nos hemos despedido de ellos debido a la muerte, hemos llorado y nos hemos reído, hemos conocido nuevas personas en nuestras vidas y nos hemos despedido de algunos de ellas. Algunos se casaron, otros adoptaron hijos, la familia creció, otros se enfermaron, se sienten hoy viejos o inclusive que el fin de la vida de cerca. La verdad es que no importa lo que experimentemos, el mundo sigue moviéndose y el reloj sigue corriendo y seguimos encontrando nuevos hogares aquí y allá.
Para mí, esta década es el comienzo de una cuenta regresiva, una cuenta regresiva para estar en mi país y con mi gente a la que llamo Cielo. Me gusta pensar en este nuevo mundo donde el dolor, la tristeza, la muerte ya no serán como mi hogar eterno. Estar finalmente un día al lado de Jesús es donde deseo que esté mi hogar permanente se establezca, donde echaré raíces y podré descansar del movimiento continuo, es aquí donde mi corazón sigue deseando llegar a través de los ojos de la fe.
Mientras tanto, es hora de decir gracias, cerrar capítulos, decir te amo o hasta luego, o un final adios. Es hora de perdonar, de ofrecer, de ser libre de los odios o promesas rotas. Tú y yo todavía estamos vivos y aún podemos soñar, desear, amar, dar, crecer y convertirnos en una mejor madre o padre, esposa o esposo, hermana o hermano, hija o hijo y amigo. Espero que nuestro pasado no sea una piedra de tropiezo, sino el tipo de roca firme que nos dará el empuje necesario para seguir avanzando hacia un futuro mejor, y finalmente a nuestro hogar permanente.
Feliz Año 2020!